La persona de Jesús ha creado en la humanidad un sinnúmero de ideas y de apreciaciones hasta inclusive interpretaciones de lo que realmente Jesús quería con su movimiento espiritual, a lo que hoy llamamos institución eclesiástica. Aunque realmente poco o nada nos ha importado la antropología de este hombre que después de 20 siglos su ideal sigue tocando miles de corazones y que de alguna manera trasforma vidas… aunque por otro lado se va al otro extremo de mal interpretar lo que en realidad el enseñaba llevando a través de la historia una cantidad de atropellos y vejámenes en su nombre.
Justo aquí debemos plantearnos dos cuestionamientos: ¿Qué es Jesús? Y ¿Quién es Jesús? Estos dos cuestionamientos los hemos vuelto sinónimos y hasta relativos pero si entramos en un discernimiento profundo de cada uno podemos llegar hasta a una base de pensar que ambas preguntas son antagónicas.
Si bien sabemos Jesús para las autoridades judías era un hombre que se convertía en “autoridad moral” por eso siempre se le buscaba su caída en cuanto a la moralidad de la ley. Pero tengamos presente que Jesús es un hombre ideólogo y que hace una verdadera “Re-evolución” en el pensamiento humano de aquella época.
Justamente, esta forma de pensar en el tiempo fue acomodado por otros, dando origen a una estructura humana organizacional distando de alguna manera al ideal inicial que era “liberar” y es justo ahí donde comienza a darse respuesta a la pregunta: ¿Qué es Jesús? Y justamente a través de la historia está la respuesta a esta pregunta y me puedo atrever a afirmar que Jesús se vuelve en una figura corporativa llevándolo a una “deshumanización” y haciéndolo inalcanzable al sentir y al acontecer humano… en otras palabras Jesús se convierte en un “objeto” y no en un “sujeto” de esperanza a la humanidad. Es por ahí donde se hace vital buscar las bases que han sido cubiertas por miles y miles de lastres de acomodación de intereses de otros sobre el verdadero interés de Jesús cuando comenzó su ministerio redentor.
Pensemos realmente si el ser humano recibió de Jesús una consciencia de libertad y de dignidad de acuerdo a las obras que se ha visto a través de la historia, porque si bien vemos Jesús no funda una institucionalidad, sino un movimiento espiritual, donde se lleva a la realidad de un Dios que se hace humano para comprender la realidad falible del ser humano en su esencia, es el mismo Dios a través de la persona de Jesús que nos enseña las maneras de como relacionarse con él desde el corazón y los valores.
Es ahí, donde surge la respuesta al segundo interrogante de “¿quién es Jesús?” y nos damos cuenta que Jesús es la humanidad de un Dios que no busca tributo, sino que Dios mismo cree en la humanidad como su más bella creación haciéndonos entender que somos hijos por su Hijo Jesús.
Por otro lado Jesús nos demuestra desde su humanidad la necesidad de ser liberados por el amor y el perdón, hallando sentido a la vida misma por medio del servicio.
Jesús transmite un consciencia de sentir y gustar la vida… por medio de los detalles que traen esperanza, es el portador de la esperanza y el restaurador de la dignidad humana que se perdió por el legalismo y la apariencia en sostener valores falsos.
Es por eso que Jesús, es quien libera y levanta a una humanidad ciega por la ignorancia de las letras y los prejuicios religiosos institucionales, y hace ver que Dios y su reino es una realidad que yace en el corazón de sus hijos los seres humanos, es por eso que muchas de las cosas que vemos como “cristianas” no concuerdan con el verdadero ideal ni mucho menos con la esencia de ese maestro que ando por el mundo haciendo el bien.
Es ahí donde nos damos cuenta que Jesús, es un hombre que motiva al hombre a ser libre y ser autentico y leal a sus sentimientos con un fondo de esperanza y dignidad. Por eso antes de uno hablar de Iglesias, debemos por comenzar a abrir nuestra mente y corazón a una experiencia real de Dios en la persona de Jesús, y todo esto se adquiere gracias a la consciencia espiritual comenzando un itinerario de la humanización de Dios en el acontecer existencial del ser humano.
El éxito de la fe cristiana no es a que grupo se pertenece sino el grado de reconocimiento de la humanidad de Dios en la persona de Jesús y de cómo este escribe en el corazón la historia con la tinta del amor, las letras del perdón y la fuerza del servicio.
