La pequeñez de un alma es la grandeza de un Dios vivo

Cuando hablamos de la pequeñez, es inevitable pensar en lo insignificante y quizá descalificativo a nuestro modo de entender, creer que la pequeñez solamente es ser menos o ser solamente ultimo. Pero no caemos en la cuenta en realidad sobre lo que consiste realmente la pequeñez y más de un alma…

Nos hemos movido a través de la historia y justo nuestras sociedades nos hablan de “grandezas” y nos hablan siempre de “figurar” y ser un supuesto “centro” que en realidad no sabemos cuál es.

También es muy común hablar de “humillarnos ante Dios” y esto a veces nos lleva a confundir esto con la pequeñez, y surge una gran pregunta: ¿quiere Dios que sus hijos se humillen? Porque bien sabemos que ya hubo quien se humillara por nosotros: Jesús. Ahora pensemos: ¿Qué padre o que madre desea la humillación de sus hijos? Creo que diríamos que ninguno le gustaría hacer vivir a un hijo nuestro, tal situación. Y también solemos pensar que en esa supuestas “humillaciones” esta la pequeñez.

Si bien tenemos presente que un alma, es infinita; ¿será posible que esta sea pequeña Y mas cuando sabemos cuan grande es su creador? Sonaría algo paradójico y quizá contradictorio cuando nos hacemos este interrogante, pero debemos avanzar mas profundo sobre lo que consiste ser pequeño en termino espiritual.

La pequeñez no es un estado sino un valor que se cultiva a diario entre la relación con Dios como todo y yo como nada… y no es una nada de vacío sino de fragilidad y de esperarlo todo de Dios, es una simbiosis que me lleva a vivir por el y sin el no puedo vivir… es mi pequeñez la que glorifica a Dios como Padre (Abbá) nos lo transmite vivo y real.

La pequeñez es el valor de asombrarse por lo que muchos no alcanzan a valorar, como un amanecer o un atardecer y un sol, una lluvia, como la luna y las estrellas… mas aun es vernos con asombro de cuan únicos podemos ser y cuan diversos somos, pero ante todo siendo unidad.

La pequeñez es creer en el bien…. Es mirar con los ojos de que todo puede ser mejor, la pequeñez nos lleva siempre a caminar hacia adelante, porque en nuestro corazón esta convicción que el amor es la fuerza que transforma y mueve el mundo como creación de Dios.

Es la pequeñez la que nos lleva a ver al mundo como nuestro hogar, y ver a cada persona no como extranjera o extraña a nosotros sino como familia de un mismo padre. Por eso ser pequeño es no ser menos, es ser libre y aprender todos los días lo que Dios quiere enseñarnos, por eso la pequeñez confunde nuestras “grandezas” porque esas grandezas solo nos hacen ver lo que no es real ni esencial para nuestra evolución.

Por eso sé pequeño y la grandeza de Dios estará siempre contigo.

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