¿Evangelizar o Adoctrinar? Dos palabras con significados opuestos a la verdad

Más de veinte siglos de historia en el cristianismo aun es frecuente que entre nuestros medios eclesiales sigamos confundiendo estos dos términos para referirnos a la hora de la difusión de la experiencia de Dios en la existencia de los seres humanos.

Partamos del presupuesto que el evangelio es un “reflectir”, y a propósito ¿Qué es reflectir? Reflectir es muy propio de la espiritualidad ignaciana que nos lleva siempre a ese “gustar” y uedarnos de manera interior y sentida todo aquello que nos construye como personas trascendentes. Y justamente la evangelización debe ser un “sabor” un sentir y un vivir… justamente al acercarnos a lo que significa “adoctrinar” creemos y lo solemos confundir con la enseñanza de algo y tengamos presente que la enseñanza siempre se da en una forma abierta y ante todo sin ningún tipo de afecto, entendiendo el afecto como la posición sobre una realidad y que a veces esos “afectos” no llevan a ningún lado antes estanca e involucionan el crecimiento de las personas de manera integral.

Es ahí donde debemos pensar realmente hasta qué punto nosotros evangelizamos o simplemente nos hemos pasado la vida adoctrinando a las personas a un estilo de pensar y de vivir. Porque si es así debemos tener muy presente que esto no tiene nada que ver con el evangelio. Cuando miramos la persona de Jesús vemos en él un maestro no aun adoctrinador o un reclutador de consciencias, sino un hombre con la realidad de Dios en la humanidad que hace que cada uno halle la verdad de Dios en su interior justamente eso hace el evangelio, iluminar y dar forma a la vida así como la levadura lo hace en la masa para el pan.

Evangelizar nos lleva a dignificar y hacer de las personas experiencias vivas de Dios en los diferentes medios, el evangelio siempre actúa de “bajo perfil” porque justamente el evangelio en su naturaleza busca hacer de lo ordinario extraordinario y busca siempre hacer que el ser humano se vuelva detallista y aprenda a ver que Dios está en un movimiento constante y hace de su reino que esté compuesto por pequeños detalles.

Es ahí donde la etimología de la palabra “evangelio” signifique “buena nueva” y justo es allí donde debemos pensar que significa y en que consiste esa buena nueva, primeramente buena porque es algo para el bien del ser humano, como es el amor y el perdón… y luego unimos con lo nuevo y es el servicio… porque si no sabemos amarnos ni perdonarnos no podremos comprender que todos somos hermanos y es ahí donde está el significado del servicio como forma de realizarnos en la vida y darnos cuenta que todos necesitamos de todos.

Justamente el evangelio y su acción de evangelizar llegan a todo ser humano sin importar sus condiciones humanas como las culturas, las sociedades inclusive lo intelectual. Es por eso que mirar el evangelio es mirar desde una perspectiva humana pero con una certeza trascendente donde se nos muestra que Dios actúa siempre desde la libertad del hombre y su consciencia de encontrar el fondo de todo lo que le rodea.

Y es aquí justamente donde comenzamos con una problemática donde hemos tratado de hacer encajar el adoctrinamiento, ya que el evangelizar libera, el adoctrinamiento castra y limita la libertad del espíritu, recordando realmente lo que el apóstol Pablo en una de sus cartas habla sobre la ley que mata el espíritu y que el espíritu es quien da vida.

Basta que leamos este apartado del nuevo testamento para darnos cuenta sobre lo que es el evangeliza y el adoctrinar. Tengamos presente que durante muchos siglos hemos impuesto una fe con el miedo y la exclusión y alimentando generaciones hacia la intolerancia y el irrespeto hacia la diferencia de los demás, bajo el pretexto de dar gloria a un Dios que sectoriza a los seres humanos en vez de abrazarlos desde su universalidad tal cual como Jesús lo ha enseñado en sus actitudes. Por eso el evangelio se lleva en la vida… y la doctrina en la mente y ahí es donde está el conflicto porque terminamos haciendo lo que Dios rechaza y repugna.

Hoy en día debemos comenzar con nuestras comunidades un proceso de desintoxicación en los conceptos y tener muy claro que el éxito de una comunidad eclesial no está en sus ideas sino en su experiencia y testimonio de un Dios que dignifica y da esperanza, en otras palabras haciendo que tomemos consciencia de lo valioso que es nuestra vida a los ojos de Dios y de como Dios cree en nosotros.

La doctrina en cambio simplemente usa el miedo como forma de captar y dominar consciencia, y en vez de liberar más bien esclaviza y cercena realmente la grandeza de un Dios que está en todo y en todos. Llevando que tengamos gran número de personas, pero poco o nada de fondo y de sentido en la transformación de las vidas que están allí.

Tengamos presente que el evangelizar no es el mero hecho de hablar de la “biblia” y de algunos versículos que buscamos para justificar nuestras ideas, sino hacer de nuestra vida el mejor evangelio que otros lean en nosotros y que vean que Jesús vive en las personas porque por nuestra forma de pensar, de sentir y de hablar; en otras palabras esbozar vida pero vida en abundancia, es estar resucitados en la esperanza, en el amor y el perdón y ante todo en el servicio. Justamente esto hemos perdido porque nos dedicamos a captar “clientes” o “miembros” y no tocar corazones y transformar vidas.

Mientras aun sigamos adoctrinando seguiremos en el genocidio espiritual que este puede ser más grande y más letal que el genocidio nazi en la segunda guerra mundial, porque las peores atrocidades las hemos hecho en el nombre de Dios, y en vez de acercar a Dios a sus hijos creamos más barreras y fronteras y hacemos de Dios una idea y no experiencia, mi querido lector solo busco que usted al igual que yo que escribo esto, oremos sobre nuestro compromiso con Jesús, en que si realmente evangelizamos o simplemente adoctrinamos dejando a las personas a mitad de un proceso de esperanza o simplemente nos hemos convertido en piedra de tropiezo para los planes de Dios en sus hijos?

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