El Proposito De Dios En La Humanidad De Su Hijo

A través de los tiempos y las diferentes tradiciones siempre nos han inculcado sobre la necesidad de una salvación y el cumplimiento de una promesa.

Creemos conocer todo acerca de la salvación y el cumplimiento de dicha promesa, pero surge una gran pregunta: ¿sabemos el propósito real que Dios tiene en su hijo? Podríamos encontrarnos con muchas posibles respuestas. Repuestas que no dejan de ser validas, como, por ejemplo: el propósito de Dios en la humanidad de su hijo es el salvarnos y liberarnos del pecado.

También nos podemos encontrar con respuestas de esta forma: el propósito de Dios en la humanidad de su hijo era cumplir la promesa del envió de un Mesías que restablecería todo.

Respuestas como esas podemos encontrar y no son menos ni mas importantes, sino que son diferentes formas de apreciar dicha intencionalidad de Dios, una intencionalidad bastante profunda y que ningún argumento pueden rebatir ni mucho menos definir qué es lo que ha motivado a Dios hacerse ser humano.

Quizá los seres humanos buscamos siempre respuesta a todo y que esta respuesta sea bien convincente y ante todo viable, pero jamás imaginamos que las intenciones de Dios siempre rebosaran nuestras razones, como también nuestras percepciones de las cosas y de las situaciones.

Quizá estaremos pensando que todo entra por el efecto de la fe, en realidad así parece ser, pero aquí hay algo que justamente el genero humano borro de su información de fábrica, y me estoy refiriendo al amor. Justamente es ahí donde los propósitos de Dios se mueven siempre desde allí y justamente por eso a veces nos cuesta comprender esto.

No se trata de pensar, ni mucho menos de analizar racional y argumentativamente, es necesario hacer un alto en el camino, y frenar nuestra prisa, nuestra ansiedad como también el deseo de saberlo todo y dominarlo todo.

Por eso encontrarnos con el propósito de Dios en la humanidad de su hijo no es simplemente un hecho filosófico o un hecho solamente de fe, es un antes y un después, podría decirse un “antes” del amor y un “después” del amor teniendo presente que lo propósitos de Dios jamás son planificaciones frías ni sistemáticas solo son respuestas de un sentir constante e incondicional.

Nos dividimos y buscamos siempre quien es el que tiene la razón, y por ahí no son las cosas ni mucho menos su fundamento, justamente es lo contrario al dividirse como también contrario a una razón prevalente.

Cuando nos damos cuenta que el propósito de Dios en la humanidad de su hijo, radica en la simplicidad del razonamiento humano y en el intelecto… desmontando todo tipo de argumentos elaborados y técnicos, haciéndonos ver y sentir que Dios lo único que ha pretendido desde la creación del mundo es comprender la naturaleza humana, en su raíz de caer y hasta qué punto ha caído para que Dios tenga la compasión necesaria de hacerse humano para que entendamos que Dios ama, espera pero ante todo escucha y responde a raíz del amor que hay en él.

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